Renovado compromiso de la familia franciscana por los pobres y lo creado


Unos 200 hermanos y hermanas desde Salta a Ushuaia participaron los días 10, 11 y 12 de octubre en San Antonio de Arredondo (Córdoba) del IV Congreso de la Familia Franciscana de la Argentina, que llevó por lema: “Sensibles al Espíritu que clama vayan y reparen mi Iglesia”.
Hermanas Capuchinas de la Madre Rubatto, Franciscanas de Nuestra Señora y Frailes Menores de la provincia de la Asunción, participaron de un panel en el que compartieron la respuesta que estas comunidades están dando a “los clamores de nuestros hermanos”.
El segundo día, reunidos en talleres, trabajaron los distintos clamores que están invitados a actuar activamente: de los mártires, de lo creado, de los pobres, de los pobres originarios, de lo creado, de los abuelos y de los jóvenes.
“Fueron días de mucha gracia y reflexión, que juntos como hermanos de una única familia espiritual, hemos podido compartir y crecer” destacaron.
Al término de las deliberaciones, los manifestantes difundieron un Manifiesto con los compromisos a asumidos.

“Desde que los franciscanos comenzaron a transitar esta tierra, han asumido la vida contemplativa y la profunda mirada al otro, la actitud de escucha, como prójimo, como hermano, como don de Dios. Todo esto, hoy, hemos podido hacer memoria e ir viendo el paso de Dios por nuestra historia, historias de vida y clamores, y sueños de tantos hombres y mujeres que lucharon por una patria digna de hermanos y hermanas”, subrayaron.
Clamores
Reunidos nos hemos centrado en los Clamores:
•De la Creación: reconociendo que sí queremos una calidad de vida digna y sustentable, un hogar agradable para todos, debemos comprometernos a:
 Cambiar el estilo de vida de consumo.
 Crear conciencia ecológica.
 Participar e involucrarnos en las problemáticas ecológicas, prestando la voz, a los que no son escuchados.
 Educar para el consumo respetuoso y responsable.
 Ante problemas ecológicos, dar una respuesta pacífica, como el camino que emprendieron nuestros jóvenes en Famatina, siendo instrumento de paz.
• De los Pueblos Originarios: Treinta y ocho pueblos que continúan vivos y claman por no perder su identidad y cultura, ser reconocidos y escuchados, por una visibilidad, un trato igualitario e igualdad de oportunidades.
Por tanto como Familia Franciscana es necesario desprendernos de una lógica occidental y consumista, formarnos e informarnos para cambiar una posición ingenua y romántica que viven nuestros hermanos indígenas.
Sugerimos a la Comisión de Justicia y Paz de la Creación la generación de una red de comunicación donde la familia pueda acceder sobre información de los procesos de los Pueblos, experiencias, etc.
La realización de Talleres de capacitación sobre derecho indígena, la búsqueda de recursos para instalar una radio comunitaria y consolidar el vínculo con Franciscanos Internacional.
• De los Mártires Argentinos: la sangre de nuestros hermanos martirizados en suelo argentino: Fray Carlos Bustos, Wenceslao Pedernera, Padre Carlos Di Pietro Otero, Mos. Enrique Angeleli, Padre Duffau, hna. Alice Pomon, hna. Leonie Duquet, Fray Carlos de Dios Murias, Padre Gabriel Longuebille, Padre Carlos Mujica, Padre Carlos Dorniak. Sangre fecunda que empapó la tierra y claman hoy en nuestra vida y busca conmovernos y movernos a salir a las periferias a trabajar por encontrar a los desaparecidos, con los marginados, con los jóvenes y contra la trata de personas.
• De los Abuelos: que claman la soledad y el abandono por no ser escuchados.
Por ella proponemos:
 Fortalecer el encuentro entre las generaciones.
 Formar una comisión franciscana para ser la voz que pueda llegar a los estamentos políticos para solicitar la dignificación del anciano.
• De los Jóvenes: ser escuchados, mirados y valorados con paciencia y amor. Claman por acceder a las herramientas y medios que les permiten desarrollarse como personas: el amor de familia, estudio, trabajo, etc.
• Por ello solicitamos:
 Se fortalezca nuestro lugar, se afiance nuestra participación en la familia y organizaciones sociales.
 Se nos reconozca la capacidad de acompañamiento a otros jóvenes excluidos.
 Colaborar en la acción misionera con el Cristo de nuestros clamores que busca despertar el espíritu de los jóvenes franciscanos.
• De los Pobres: quienes claman por la falta de amor a los niños y Jóvenes que no son escuchados ni respetados o presos de las adicciones, por el maltrato a las mujeres y a los abuelos, por la crisis la falta de encuentro, entre otros.
En esta realidad de la que somos parte reconocemos:
 Nuestras necesidades de desapropiarnos: de la comodidad, el individualismo, la indiferencia, los prejuicios, los miedos y las ansias de poder.
 Convocamos a involucrarnos y entrar en contacto con nuestros hermanos, con una mirada de misericordia.
 Trabajar por la unidad de la Familia Franciscana, superando las fracturas y divisiones.
 Alentando toda iniciativa creativa, superadora de esta realidad, que como hermanos y hermanas nos provoca, nos conmueve y nos duele.
• Del Arte: “En la creación artística el hombre se revela más que nunca a imagen de Dios.
El Artista divino, con admirable condescendencia, transmite al artista humano un destello de su sabiduría trascendente llamándolo a compartir su potencia creadora.
Por esto el artista, cuanto más consciente es de su “don”, tanto más se siente movido a mirar hacia sí mismo y hacia toda la creación con ojos capaces de contemplar y de agradecer, elevando a Dios su himno de alabanza.
Solo así puede comprenderse a fondo a sí mismo, su propia vocación y misión” .
Convocamos a la Familia Franciscana a animarse a llenar el mundo con la belleza de Dios empleando el arte como recurso pastoral y los animamos a navegar mar adentro para evangelizar el mundo del arte
• Del Contemplar: la necesidad de cambiar el ver por un mirar atento y con profundidad la realidad, sensibilizarnos, con-movernos a un accionar en forma concreto y activo.
 Transformar nuestro corazón con una acción contemplativa, para ser presencia y testigos de otro modo de ser en el mundo de hoy.
 Animar en nuestras comunidades para construir espacios de ejercicios diarios de contemplación.
 Por todo lo expresado el Señor en sus siervos, Franciscos y Clara de Asís, nos llama a reparar la iglesia y a animarnos a percibirnos no solo como familia franciscana sino como movimiento franciscano.
 Fuerte apuesta a la acción – hacer – praxis desde y en nuestros contextos vitales e institucionales, desde una realidad/historia, lugar que clama, portadora de los nuevo, de los distinto…
“Comencemos hermanos, que hasta ahora poco y nada hemos hecho” a dar respuestas concretas a las necesidades que nos desafían, desde un trabajo conjunto como familia para seguir siendo testigos del amor de Cristo y reparar la sociedad y la Iglesia. En Cristo pobre y crucificado. Paz y bien”, concluyó la familia franciscana.+