40 años del martirio de Carlos de Dios Murias

Orden Franciscana Seglar
Fraternidad Fray Carlos de Dios Murias- Saldán- Córdoba.


Felices los perseguidos por causa de la justicia
porque de ellos es el Reino de los Cielos
Mt 5, 19

            En el invierno de 1976  fray Carlos de Dios Murias junto con el Padre Gabriel Longueville, donaron su vida por los valores del Reino de Dios; en definitiva por su fe en el Dios cuya palabra final es la resurrección. Nuestra fraternidad de franciscanos seglares, la cual lleva por nombre “Carlos de Dios Murias” quiere hacer el ejercicio de memoria que Jesús mismo nos pidió. Hagan esto en memoria mía y en memoria de todos aquellos seguidores que son capaces de donar la vida como en el pan y en el vino.
           
El martirio es don de Dios pero también expresa la violencia en la historia. Argentina y América Latina atravesaba en los setenta una época de utopías y fuerzas creativas. Los diferentes movimientos sociales, políticos y artísticos buscaban un hombre nuevo, capaz de superar las injusticias y las desigualdades en una región que sabe de conquistas y colonias. Nuestra Iglesia se sumaba a este movimiento y lo expresaba en documentos El desarrollo de los pueblos de Pablo VI y Medellín del episcopado latinoamericano; pero fundamentalmente lo expresaba en experiencias eclesiales que eran fieles a dichos documentos nacidos bajo el impulso del Espíritu del Vaticano II. Carlos Murias se suma a una de estas experiencias: la Iglesia renovada de La Rioja bajo el pastoreo de Monseñor Enrique Angelelli. En nuestro país estas experiencias fueron perseguidas. La búsqueda de la justicia, de la igualdad y libertad, una tenencia de la tierra y de la riqueza más equitativa y justa, son y serán siempre peligrosos para los no creen en estos valores. Los apropiadores violentos sólo entienden y usan ese lenguaje.
            Carlos había optado por seguir a Jesús desde la amplia experiencia franciscana, profundamente eclesial y en diálogo con los movimientos que expresan las búsquedas más genuinas y humanas en la historia. Su vida breve e intensa es una síntesis del seguimiento en la una historia siempre compleja y ambigua. Ser fiel al Evangelio y a la historia es el desafío más hermoso, capaz de alumbrar la Verdad de cada ser y sólo posible por la fuerza del Espíritu.
            Nuestra fraternidad cree que lo vivido por Carlos es una experiencia maritirial, testimonial de los valores de Jesús de Nazaret y queremos asimismo, dar testimonio, desde nuestras limitaciones, del martirio de Carlos. A menudo las experiencias más cercanas son las más difíciles de reconocer. Nuestra fraternidad cree que lo vivido por Carlos nos brinda y deja disponible una mística de seguimiento encarnado en la historia. Nuestra fraternidad cree que lo vivido por Carlos es un desafío y compromiso a buscar en esta historia las trazas del Espíritu que nos anima a ser más humanos, más evangélicos al modo de Francisco y Clara junto con otros/as.
            Por eso, a cuarenta años del martirio de Carlos de Dios Murias, invitamos a su memoria; junto con otras experiencias de martirio porque creemos en la fe de Jesús: Felices los perseguidos por causa de la justicia porque de ellos es el Reino de los Cielos. Saludos y deseos de paz y bien, justicia y reverencia a la Creación.
                                                            18 de julio 2016