San Antonio de Arredondo, Córdoba
7-9 de julio de 2012
“Tenían un solo corazón y una sola alma ¡y gozaban de gran estima!” (Hch 4,32-33)
Mensaje de la Familia Franciscana en la celebración del Bicentenario de la Patria
A toda la Familia Franciscana y a toda persona de buena voluntad que habita el suelo de nuestra Patria:
En ocasión de la celebración del bicentenario de nuestra Patria, en el que estamos transitando y en el que somos actores, nos encontrarnos como Familia franciscana que peregrina en Argentina y esto fue ocasión para contemplar el aporte que hemos hecho desde 1562 hasta hoy.
Es una historia llena de gracia y de pecados, una historia de acompañamiento a los más pobres y desdichados, una historia comprometida en cada momento con el acontecer de nuestro pueblo.
Desde la llegada de los primeros frailes que acompañaron las culturas de nuestros pueblos originarios, las primeras escuelas y universidades, la creación de poblados y ciudades, las luchas por los derechos del negro y del indio; el acompañamiento de la gesta libertadora del General San Martín, de los acontecimientos de 1810, de 1813 y 1816 y de la elaboración y promulgación de nuestra Constitución Nacional en 1853; hasta el aporte en la educación de nuestros niños y niñas en el auge de la revolución industrial, la acogida de los inmigrantes de los siglos pasados; el compromiso con la educación formal y popular, los enfermos y ancianos, las villas y los pueblos más alejados del cuidado de nuestros dirigentes. Y en los años ‘70 el compromiso con nuestra gente hasta el martirio durante la última dictadura.
Todo esto lo hemos podido recordar y en ello veíamos el paso de Dios por nuestra historia, y el sueño de tantos hombres y mujeres que lucharon por una Patria de hermanos y hermanas.
Hoy seguimos comprometidos con el caminar de nuestro pueblo desde Salta y Jujuy hasta Tierra el Fuego, desde Mendoza hasta Misiones. No hay lugar en la Argentina donde no haya estado un franciscano o una franciscana, consagrado o laico. La presencia franciscana, interpela y atenta a los signos de los tiempos de este siglo XXI, sigue estando en las mismas realidades de siempre. Ellas son el lugar del compromiso silencioso, cotidiano, menor… de tantos hermanos y hermanas en nuestra Patria. Más de cuarenta institutos religiosos masculinos y femeninos y miles de laicos franciscanos entregan todos los días su vida por amor a Dios y a los hermanos proclamando que un mundo nuevo es posible, que el Reino de Dios se hace con la fraternidad sin exclusiones y defendiendo la vida en todas sus dimensiones.
Nada de lo humano ni de lo creado nos es ajeno. Por eso no hay situación de deshumanización y de amenaza al medio ambiente que no nos interpele y nos movilice a involucrarnos por una Patria donde nos sepamos respetar y nos ayudemos para que nadie quede fuera de la mesa de la fraternidad.
“Francisco, repara mi Iglesia que amenaza ruinas”, le decía el Crucificado al joven de Asís en las ruinas de la capilla de San Damián. Hoy también nosotros queremos ser constructores de una Iglesia profética que responda a las reales aspiraciones de nuestro pueblo. A través de nuestra fidelidad creativa al Evangelio, a la Iglesia y a nuestro pueblo queremos construir una patria más evangélica, y por eso, más fraterna y solidaria.
Los participantes de este III Congreso de la Familia Franciscana de Argentina, luego de casi 500 años de presencia junto a nuestra gente y de ser protagonistas del bicentenario de nuestra Patria, queremos seguir construyendo la historia, por eso, nos comprometemos a vivir lo que hemos reflexionado en los distintos talleres:
Oración y contemplación: Aprender a orar para aprender a vivir
Formación: Hacer una lectura comunitaria, mirando a Cristo, para definir las claves innegociables de la formación para una vida franciscana.
Educación: Gastar la vida en los hermanos.
Presencia en medios populares: Volvemos a elegir el pueblo porque es lo nuestro “nuestra casa” y queremos habitarla como hermanos, madres e hijos compartiendo la vida con sencillez en lo cotidiano.
Justicia y Paz: Interactuar y articular con otras organizaciones, con movimientos, Iglesias, organismos gubernamentales, para aportar y aprender desde nuestro carisma franciscano los valores de justicia y Paz.
Ecología: Como Familia Franciscana queremos cuestionarnos el “Modelo de Desarrollo Económico” y confrontar nuestro “mundo de consumo” o modelo de bienestar con nuestro “estilo de vida Franciscano” y comprometernos con el cuidado de la vida y la Hermana Madre Tierra.
Mundo Joven: Asumir el compromiso de construir el Reino con espíritu joven y mente renovada.
Ancianos y Enfermos: Amar a nuestros hermanos ancianos y enfermos: escuchar, respetar, valorar, acompañar, cuidar y dignificar su vida como sujetos y no como objetos. Hacerse uno con el otro.
Comunicación Social: Difundir el mensaje de Francisco de Asís
Misión: Conocer, valorar y unir las fuerzas y los dones de toda nuestra familia franciscana, proyectando y concretando opciones misioneras en una gran red colaborativa.
“Comencemos hermanos, que hasta ahora poco y nada hemos hecho” decía Francisco de Asís al final de su vida. Todo lo hemos recibido del Bien total que es Dios, e intentamos restituírselo sencillamente, con amor agradecido. Y todo está por hacerse, por eso animados por la esperanza del Evangelio, continuemos construyendo con Jesús una Patria donde todos tengamos un lugar.
Con franciscana alegría les deseamos Paz y Bien.