"Ven, Espíritu Santo y dame un corazón abierto que sea capaz de amar"

emaus_pentecostesCon estas palabras, el Santo Padre Francisco nos invitó a caminar este último tiempo de preparación para la Solemnidad del nacimiento de la Iglesia Misionera.
«Aplíquense los hermanos a lo que por encima de todo deben anhelar: tener el Espíritu del Señor y su santa operación» (2 R 10,8).
He aquí el objetivo supremo de la vida evangélica según Francisco: dejar todo el espacio de uno mismo a la libre disposición del Espíritu Santo, de modo que Éste se convierta de verdad en la fuente viva de donde broten las relaciones, pensamientos, opciones, acciones..., en una palabra, toda la existencia del ser, del cual se ha adueñado.
Francisco y sus hermanos saben que el «seguimiento de Cristo» al que están llamados no se limita a una copia externa y tosca del modelo, sino que tiende a una comunión lo más profunda posible, que haga en cierto modo coincidir la persona del discípulo con Jesús, conformándola gradualmente desde dentro a su «prototipo», a su Cabeza (cf. Col 1,18).
«A fin de que, interiormente purgados, iluminados interiormente y encendidos por el fuego del Espíritu Santo, podamos seguir las huellas de tu amado Hijo...» (Cta O 51). En el pensamiento de Francisco las expresiones «seguir las huellas de Cristo» y «tener el Espíritu del Señor» parecen íntimamente unidas.
El Espíritu Santo imprime como rasgo especial en los suyos la marca de la unidad. Su presencia en todos y cada miembro de la orden hace el talante o genio de 'familia peculiar'. Para Francisco es él quién gobierna la vida de cada hermano lo mismo que sobre la orden, y en ello radica el fundamento de la unidad de todos los hermanos. El les ha reunido de proveniencias muy distintas, prescindiendo de su condición o clases social, de su ancestro capacitación o jerarquía cultural, como del escalafón eclesiástico (clérigos y laicos) con que ingresaron o que en ella han conseguido; y excluyendo toda acepción de personas.
Desde el Centro Franciscano de Argentina pedimos al Señor su Santo Espíritu para que nos guíe en su camino para ser auténticos discípulos suyos, testigos de Unidad y su Amor. En ello nos reconocerán que somos sus discípulos. ¡Feliz Fiesta del Amor! Consejo directivo del Centro Franciscano de Argentina